Dulce vida

¿Ha soñado alguna vez con tener un práctico botón al alcance de la mano, con sólo pulsarlo puede conseguir la reacción deseada de su cuerpo: aumentar o disminuir el apetito, aumentar o disminuir la capacidad de trabajo, cambiar su estado de ánimo, animarse al instante? El azúcar en sangre puede ser ese botón universal.

La glucosa es el combustible que alimenta nuestros músculos y mantiene en funcionamiento nuestro cerebro. Cuando su cuerpo funciona correctamente (quizás debido a un estilo de vida adecuado), su sistema hormonal mantiene los niveles de azúcar bastante constantes. Como resultado, tu cuerpo funciona cómodamente: lees, trabajas o haces footing ligero. Si tu sistema hormonal flaquea, tus niveles de azúcar suben y bajan bruscamente. Y el resultado es un antojo irresistible de dulces y patatas fritas, luego estás lleno de energía, luego te sientes totalmente agotado.

Y si a usted (como a 350 millones de personas en el mundo) le han diagnosticado diabetes, esos cambios pueden acarrearle problemas. Añada algunas decenas de millones más de personas que son prediabéticas: sus niveles de azúcar son lo suficientemente altos como para sugerir que, si no cambian su estilo de vida, la diabetes de tipo 2 será casi inevitable. Incluso los alimentos relativamente sanos pueden provocar subidas de azúcar, por no hablar del estrés, el sedentarismo y la costumbre de negarse a comer dulces y grasas.